Por: Súsej Paz

No se puede justificar el accionar de grupos armados que están al margen de la ley, como las fuerzas chiítas de Hizbulá; pero tampoco se puede entender el proceder de Israel que desde su creación como estado, en 1948, se vio involucrado en innumerables confrontaciones bélicas con países circundantes a éste, como el Líbano, Irán, Siria y Palestina.
En una clara muestra de soberbia, y haciendo uso excesivo de la fuerza, el ataque a civiles, en clara violación a los Derechos Humanos, es hasta hoy una constante en la política de Israel.
Miles de personas, ajenas al conflicto deben evacuar el escenario del terror. Al igual que palestinos y sirios, libaneses viven hoy, días llenos de agresión y sobrecogimiento, que por cierto son respaldados por las Naciones Unidas y los Estados Unidos. Quienes patrocinaron estas incursiones con la consigna, a veces ambigua, de: “lucha contra el terrorismo”.
El carácter expansionista de Israel, que desde su creación no hizo más que burlar acuerdos internacionales para, por medio de las armas, expandir sus dominios territoriales, puede provocar en esta región la unión de grupos radicales que iniciarían una contraofensiva que determinaría el inicio de un conflicto aún mayor.
Está claro que el terrorismo debe ser eliminado por completo, pero no puede estar supeditado a acciones que no hacen más que empeorar la delicada situación en Oriente. La situación que vive la franja de Gaza y el Líbano es obra de una política Estadounidense que, muy por encima de la defensa de la paz, tiene una característica principal: la bipolaridad entre oriente y occidente.
A manera de resumen M. E. Jouin afirma, en el Apéndice del libro “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, en un de los puntos, que “para vencer la resistencia que algunos Estados opongan para dejarse dominar y quedar sometidos al poder judío, habrá que recurrir inmediatamente y sin dudarlo a la violencia, al engaño, a la hipocresía, al fraude o la traición y al apoderamiento de tierras”.
Además hace mención al resumen del Times publicado el 8 de mayo de 1920, referido al mismo documento en el que se señala que “el objeto perseguido, a través de los siglos, es la destrucción de los Estados nacionales y la sustitución de éstos Estados por una dominación judía internacional”.
¿Cuán cierto puede ser esto? ¿Estará, Estados Unidos, criando al cuervo que le sacará los ojos? Interrogantes que están planteadas desde hace tiempo y que el gobierno de la Casa Blanca se niega, ó no sabe responder.
En ese marco, y con la “sana” intención de potencias como los Estados Unidos, “Los Sabios de Sión” serán ejemplo a seguir, para las sucursales del imperio en otros continentes del mundo. El propósito de la ONU es garantizar la paz en el mundo y de ninguna manera fomentar la consolidación de un “Miedo” Oriente.
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