Por: Súsej Paz
Hace algunos días leí el artículo redactado por el eminente Mario Vargas Llosa publicado en el diario El País de Madrid y en medios de casi todo el mundo. El relato de Llosa, enmarcado en una premonición digna de ser incluida en las Profecías de Nostradamus, asegura que una victoria de Ollanta Humala, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en el Perú, “sería una catástrofe” y “una regresión brutal…hacia las peores plagas de nuestro pasado: el caudillismo, el militarismo, el populismo y el autoritarismo”.
Ollanta Humala, según Vargas Llosa, tiene entre sus mentores al presidente venezolano Hugo Chávez. Por la cercanía geográfica e histórica que tiene Bolivia con Perú, sería bueno preguntarse ¿Y también Evo Morales, señor Llosa?
A cien días de posesionado, el Excelentísimo Presidente de la Nación, Evo Morales, ha construido en el comienzo de este siglo, un gobierno, definido por muchos, Nacional-Popular. Razón suficiente para entrar en la “juntucha” del citado escritor.
No pueden ser comparables el 30% de votos que obtuvo Ollanta Humala, en la primera vuelta, con el 54% que obtuvo Evo Morales. Porcentaje, este último, que puede considerarse ampliamente representativo; más aún después del nefasto precedente que tuvo Bolivia en los últimos años.
Como afirma Álvaro García Linera: “El evismo es, pues, una forma de autorrepresentación político estatal de la sociedad plebeya”. Este gobierno de “plebeyos” mostró señales positivas, como la austeridad, la lucha contra la corrupción, la implementación de nuevos ítems en salud y educación, o el incremento del 7% en el haber básico.
Entonces, es un deber histórico de las instituciones políticas y sindicales, de cívicos, empresarios y todo el conjunto de la sociedad no emitir juicios a priori, y muchos más con un periodo de gobierno tan corto.
Los “plebeyos” ahora tienen la oportunidad de gobernar y, aunque les pese a muchos, estarán en el gobierno por casi cinco años. El que esté libre de culpa, y no los hay muchos, que tire la primera piedra…
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