miércoles, diciembre 20, 2006

Agua bendita vs. k’oachada

Por: Súsej Paz Manú

Hace algunos meses, en un programa televisivo que tiene cobertura nacional y que dice ser la “red número uno”, observé la entrevista hecha a Sebastián Obermaier, benefactor y artífice de la construcción de las “mezquitas” católicas en la ciudad de El Alto.


La casi discusión de esta persona con el conductor del programa, a cerca de las declaraciones del Ministro de Educación –y “culturas”, para puntualizar­­- Felix Patzi, me recordó la elocuencia con que el “padrecito” manifiesta su oposición a que la materia de Religión desaparezca del pensum colegial.

Mi querido padrecito, yo que soy bautizado y “dizque” católico al igual que muchos de mi familia, puedo asegurarle que nunca pude opinar al respecto, pues cuando recibí la bendición y el chorro de agua, no cumplía ni un año de vida…podría decirse que a mi también “me impusieron la cruz”.

En las escuelas y colegios fiscales convergen personas de distintos credos o ¿cree, padrecito, que todos tienen el dinero suficiente para poder inscribir a sus hijos en la escuela o colegio que mejor le parezca, o que respete y practique su credo?

Al respecto. no pretendo experimentar que es lo verdaderamente eficaz, si persignarse o challar las esquinas, si confesarse y comulgar o pedirle favores a la pachamama; si acudir a un cura o a un yatiri, o simplemente, si el agua bendita es más efectiva que la k’oachada.


La discusión debería centrarse en impartir, en los colegios, nociones de moral y ética, valores fundamentales que hoy no son practicados y que serían realmente útiles en la formación de todo boliviano. Pero de ninguna manera pedirle a un protestante que dibuje o venere a la virgen María, o, en el peor de los casos, pedirle a un musulmán que se persigne cuando pase frente a una iglesia católica.

Nuestros pueblos aceptaron esta imposición en el pasado, dándole otro sentido y adecuando sus creencias a la que en ese momento llegaba junto con la cruz y de la mano del español. En tiempos en los que se enarbola la bandera de la democracia y, más, después de medio siglo de opresión que soportaron los pueblos indígenas y originarios de nuestro país y de toda América, ¿seguirán éstos permitiendo la imposición de un credo o una religión?

Es tiempo de “rayar” la cancha para que esta vez “todos” podamos ser parte del juego. Se dice mucho de la pluriculturalidad y el multilinguismo, pero cuánto se hace por integrar,, en una sociedad excluyente, a los que en verdad representan y son el vivo ejemplo de estos conceptos...

Mis queridos hermanos -no importando el credo que practiquen- sólo les pido a los Dioses de todos ustedes, que iluminen a sus representantes. Es tiempo de consensuar y no de imponer, es el tiempo de la diversidad y no del monopolio, es tiempo del respeto y no de la intolerancia.

De todas formas, a manera de confidencialidad, tomé las fotos del Padre Obermaier y del Ministro Patzi para comenzar el ritual. Acudí a dos de los métodos antes mencionados: agua bendita y k’oachada; después de esperar un momento observé que no hubo confrontación alguna, permitiéndome llegar a una conclusión: Jesús y la Pachamama pueden convivir.